27 de mayo de 2015

"Los 7 Pecados Capitales de las artes marciales" por Juan A. García Ruiz


"Las personas no somos perfectas. A veces equivocamos el rumbo o nos damos cuenta de que estábamos en un error al defender ciertas ideas. Nadie está a salvo de desviarse del camino, nosotros los artistas marciales tampoco. De hecho, hemos identificado algunos errores importante que son tal vez recurrentes en el mundo de las artes marciales, 7 pecados capitales que seguro que has visto cometer a algún compañero o en los que probablemente habrás incurrido tú mismo. Esperamos que al menos puedan propiciar una reflexión constructiva."

1. Dar más importancia al grado que al conocimiento

Los grados tienen su lugar. En un principio regulan el progreso del practicante y deben ser indicativos de su nivel de ejecución y de conocimiento. Además pueden ser muy útiles en el proceso de aprendizaje. No obstante, dependen entre otros factores del tiempo de práctica, de la exigencia de los maestros o las instituciones que los otorgan, de  los requisitos y pruebas para su obtención, etc… En muchos casos podemos encontrar practicantes y maestros con grados bajos pero alto nivel de ejecución y amplios conocimientos, y al contrario, a veces vemos maestros con muchos danes o grados muy elevados que tal vez no se corresponden con su auténtico nivel. Debemos practicar para aprender y mejorar y como consecuencia de este aprendizaje y esta mejora obtendremos el grado que nos corresponda, en lugar de prepararnos para pasar pruebas muy concretas cuyo resultado tal vez no sea indicativo de nuestro nivel real. Aspirar al grado y no al conocimiento puede ser un intento de aparentar más de lo que se es, antes los demás e incluso ante uno mismo. Sin embargo no debemos olvidar que, a pesar del color o las “muescas” que tenga nuestro cinturón, el tatami… el tatami siempre nos pondrá en nuestro sitio.

2. Pensar que ya se sabe lo suficiente

Cuando las personas llevamos mucho tiempo dedicadas a una actividad y aprendemos a hacerla bien, tendemos a pensar que ya no necesitamos aprender más. Esta sensación es bastante normal y se debe a dos motivos fundamentalmente: cuanto más sabemos más difícil es encontrar algo nuevo que aprender y cuanto más tiempo llevamos practicando más cómodos nos sentimos en nuestra propia forma de hacer las cosas. A estos dos factores podemos añadir que “rebajarse” a reconocer que hay cosas que no hacemos bien es un duro golpe para nuestro ego. Los artistas marciales no somos una excepción, pero nuestro camino es tan largo que no podemos dejar de caminar. Es necesario para ello encontrar nuevas vías de aprendizaje, hacer el esfuerzo por salir de nuestras vicios y costumbres y, sobre todo, vencer al propio ego para que no sea un obstáculo en nuestro progreso. Un maestro de karate que habitualmente emplea muy acertadamente las palabras decía “no existen los maestros, sino alumnos con más o menos tiempo de práctica”.

3. Denostar y despreciar lo que hacen otros

Confiar en nuestra práctica, en nuestro maestro y en nuestro arte marcial es muy importante. En las artes marciales es muy habitual criticar despectivamente a otros practicantes o sistemas, creo que como medio para reafirmarnos nosotros mismos. Pero precisamente porque confiamos en lo que hacemos no deberíamos temer compararlo con lo que hacen otros. Como resultado de esta comparación podemos encontrarnos con dos resultados. El primero, que nos reafirmemos en nuestra práctica, lo cual es positivo. El segundo, que nos demos cuenta de que nos equivocamos o de que hay un enfoque mejor que el nuestro, con lo cual tenemos la ocasión de mejorar, lo cual es igualmente positivo. Es decir, de la comparación y la puesta en común siempre salimos ganando. Además, y hablo ahora desde mi experiencia personal, a veces practicar otros estilos o artes marciales nos sirve para progresar en el nuestro. Y no me refiero al “corta-pega” que lamentablemente está de moda, sino a que una técnica o un concepto propio de una práctica diferente a la que realizamos habitualmente puede hacer que de pronto se nos encienda una bombilla y veamos con claridad algo que antes no llegábamos a comprender. Todo maestro, todo arte marcial, tiene aspectos dignos de analizar y que pueden enriquecernos como artistas marciales. Despreciarlos es perder oportunidades de avanzar, de mejorar y de aprender.

4. Confundir arte marcial y deporte

Un arte marcial no es un deporte. Es discutible si debe o puede existir una faceta deportiva en las artes marciales, si se puede o es conveniente competir en un arte marcial determinado, competición generalmente además destinada a los más jóvenes. Pero en todo caso el ámbito deportivo sería únicamente una pequeña parte de todo lo que constituye un arte marcial. Limitar la práctica de artes marciales a un deporte es simplificarlas de tal modo que probablemente debamos considerar al practicante deportista y no artista marcial. Además la competición tiene fecha de caducidad: la falta de motivación por ganar, las lesiones, el declive físico… hacen que llegue un punto en el que el competidor ya no puede o no quiere competir, y si no hay nada más, a veces ahí termina la práctica. Las artes marciales nos ofrecen diversos aspectos que debemos conocer y practicar (y los maestros fomentar y enseñar). Tal vez uno de ellos pueda ser el deportivo, pero para un artista marcial es un gran error dedicarse exclusivamente a la competición.

5. Creer que estamos preparados para defendernos por practicar un arte marcial

La eficacia de las artes marciales en su contexto está más que probada. En sus orígenes eran claves para la supervivencia y se refinaron desechando todo aquello que no fuese útil. Pero a lo largo del tiempo han ido progresivamente cambiado, y las que practicamos hoy no son las de antaño. Y no sólo a nivel técnico, sino que la forma de vida del practicante, los métodos de entrenamiento, etc… son ahora también totalmente diferentes. Por último, probablemente lo que más ha cambiado ha sido el contexto. En la actualidad la frecuencia y el tipo de agresión que podemos sufrir es completamente distinto al que podría producirse, por ejemplo, en la edad media. Y ni que decir tiene que en otros tiempos los artistas marciales tomaban parte en combates y batallas a vida o muerte que se libraban cuerpo a cuerpo. La práctica en el dojo difícilmente puede salvar estas diferencias y los practicantes de hoy en día poco o nada tenemos que ver con los que forjaron los sistemas de combate más antiguos. Eso sí, si hemos practicado artes marciales seguramente estaremos más preparados para minimizar los daños ante una agresión que si no lo hubiéramos hecho, pero lo más efectivo para defenderse en la calle es practicar directamente en la calle,  en las condiciones de estrés que se dan en la calle, con contacto real y sin limitaciones como en la calle… es muy complicado recrear todo esto y generalmente no es el objeto de las artes marciales, y aún así ¿alguien está realmente preparado para defenderse con garantías de una agresión?

6. Buscar más la estética que la funcionalidad

La técnica es un aspecto fundamental de la práctica y en los primeros años (y luego también) se dedica mucho tiempo a aprenderla, mejorarla y pulirla. Pero a veces se confunde la técnica con la estética. El objetivo de la técnica no debe ser la belleza sino la funcionalidad. Un grandísimo maestro dice que “el karate es cochino“. Se refiere a que una pelea difícilmente sea limpia, y que desde luego no es bonita. La danza, por ejemplo, sí tiene como fin esa belleza estética y resultar agradable a la vista, pero la técnica de las artes marciales tiene otro propósito. Podemos hacer un bizcocho con sal en lugar de azucar, sacarlo del horno antes de que suba la masa y cubrirlo de chocolate y gominolas para darle un aspecto apetitoso. Y podemos hacer también otro bizcocho con azúcar y hornearlo hasta que la masa esté dorada y esponjosa, y servirlo sin ningún aditivo. ¿Qué bizcocho preferiría usted? Es cierto que una técnica bien ejecutada puede tiene cierto valor estético. Sin embargo no todas las técnicas con valor estético están bien realizadas. A veces los artistas marciales nos preocupamos por el “aspecto” de nuestras técnicas cuando en realidad debería interesarnos más si verdaderamente funcionan.

7. Ensalzar los valores de las artes marciales, pero no cumplirlos

Las artes marciales ensalzan valores como el respeto, la cortesía, la humildad, la no violencia… Pero cabría preguntarse ¿aplicamos todo esto a nuestra vida o solamente hablamos sobre ello? ¿Cuántas veces decimos que es fundamental el respeto pero no respetamos a un compañero?¿cuántas veces hablamos de humildad pero creemos ser mejores que los demás? ¿cuántas veces defendemos la no violencia y sin embargo nuestra actitud nos pierde? Los artistas marciales somos personas. Sinceras, rencorosas, simpáticas, mezquinas, egocéntricas, solidarias… o todo a la vez. Sin embargo la misma capacidad de esfuerzo que nos hace sudar hasta el agotamiento, la misma fuerza de voluntad que nos permite repetir una vez más, el mismo afán de superación que nos impulsa a intentarlo una y otra vez hasta lograrlo… deberían ayudarnos a pensar más en el otro, a darnos cuenta de que nos queda mucho por recorrer, a calmarnos cuando nos hierve la sangre y a buscar soluciones en lugar de agravios. No somos ni seremos perfectos, pero la voluntad de serlo no debe limitarse a nuestras palabras, sino que debe gobernar nuestros actos y nuestras vidas día a día. Éste es el camino que hemos elegido. Éste, compañero, es nuestro camino.


Articulo realizado por; Juan Antonio García Ruiz



Gran articulo de este artista marcial, que queríamos dar a conocer en nuestro blog.

20 de mayo de 2015

Álex Mieza se proclama campeón del mundo en Kung Fu

El barcelonés Álex Mieza, afincado en La Laguna (Tenerife) desde 2003, se ha proclamado campeón del mundo de Kung Fu en la modalidad de lucha, y ha logrado el segundo puesto en las de formas a mano vacía y formas con arma corta.

La decimocuarta edición del campeonato del mundo de Kung Fu, o Kuoshu, como se conoce esta disciplina marcial en China, se celebró el 2 y el 3 de mayo pasado en el condado de Yunlin, en la República de China, Taiwán, explicó a Efe Álex Mieza.

Discípulo de la decimosexta generación de Wudang Sanfeng Pai, Álex Mieza llegó a Tenerife hace doce años para dar un curso de Tai Chi, que es la parte interna del Kung Fu, en un momento en el que estaba saturado del ritmo de vida que llevaba en Barcelona, y en La Laguna comenzaron a salirle clases, con lo que se quedó de forma definitiva.

Álex Mieza, que es discípulo directo del reputado maestro taoísta Yuan Xiugang, de Wudang, indicó que la palabra Kung Fu llegó a occidente a través de las películas y que se trata de un término mal entendido, con el que además se habla más de la habilidad de una persona para practicarlo que del arte marcial en sí.

Pero la palabra Kung Fu se ha extendido tanto en occidente que se acepta en China, y Álex Mieza señaló que se trata de una disciplina en la que se tiene en cuenta el trabajo físico, pero también el mental y los hábitos de salud, para convertirse en una forma de vida.

Al campeonato del mundo Álex Mieza acudió en representación de la Federación Española y en compañía de otros dos maestros españoles, de la Comunidad Valenciana.

Comentó que si bien en España hay bastantes personas que practican Kung Fu, solo en los últimos años se ha empezado a ver una progresión en la profesionalidad de la enseñanza y en la calidad técnica de los practicantes.

Esta disciplina entró en España hace unos treinta años y el 30 de mayo próximo se celebrará el campeonato de España en Madrid, señaló Álex Mieza, quien agregó que el Kung Fu ha tenido en este país un desarrollo “bastante curioso” al entrar por las películas.

De hecho se asocia con Bruce Lee, cuando éste no practicaba realmente Kung Fu y era más un fenómeno mediático que un artista marcial, dijo Álex Mieza.

Se trata de un arte marcial que es muy exigente físicamente, en la modalidad de formas por ejemplo se trabaja de una manera más intensa que en el Kárate, ya que en el Kung Fu son más largas y con muchas más combinaciones de movimientos.

La práctica de esta disciplina es una superación de uno mismo al enfrentarse uno a sus límites físicos, mentales y emocionales.

Comentó que el Tai Chi no deja de ser una parte del Kung Fu; es un trabajo mas interno, de mayor conocimiento personal y de control tanto de la respiración como del estado mental, y que a occidente en general ha llegado en su forma más “suave y terapéutica”, de forma que se asimila con las personas de la tercera edad, cuando en China es para todas las edades.

El artes del Kung Fu está integrado por varios estilos que se diferencian en si predomina el trabajo interno o el externo y también en el espacio geográfico de mayor influencia en China, si del norte o del sur, y de los que el primero es más variado y con más desplazamientos, y el segundo más “rudo”.

Álex Mieza dirige en La Laguna la Escuela Laoshan, en la que trabajan juntos todos los alumnos, sin diferencia de grados, un sistema éste que diferencia a quienes practican artes marciales por el color de un cinturón, pero que en realidad es un uso occidental que no se tiene en China.

También explicó que el termino Kuoshu, abreviatura de Guo Jia Wu Shu (artes marciales nacionales), comenzó a emplearse a principios del siglo XX, cuando el país del centro, China, sufría invasiones de extranjeros y muchos artistas marciales se unieron bajo el lema “Para fortalecer el país, hay que fortalecer el cuerpo”. De esa forma comenzó a utilizarse la palabra Kuoshu para designar a la artes marciales autóctonas y crear una imagen de unidad nacional.


ARTÍCULO DEL MUNDO DEPORTIVO

7 de mayo de 2015

1º Jornadas de Autodefensa Femenina (FCK)



La Federación Canaria de Karate, organiza este sábado 9 de Mayo las primeras jornadas de autodefensa femenina en el pabellón municipal de Deportes.